Una pasión italiana

Emigrada en enero de 1903 en Uruguay, formó su familia y pasó su arte a su hija Eulalia.

Las Eulalias eran muy conocidas en su ciudad por la pasión que ponían en amasar, dar forma y vida a obras maestras como ravioli, cannelloni, gnocchi…..

Carlos vino al mundo rodeado de estas obras de arte color oro, durante su infancia jugaba entre las faldas de su madre y su abuela deslizándose encima de la harina, escondiéndose entre las tiras de masa tendidas a las espera de ser cortadas en ravioli o lasagne, robando siempre un cachito de masa fresca que saboreaba con los ojos cerrados.

Aquí empezó la pasión de Carlos para la gastronomía, pero, sobre todo, para la pasta…..

Carlos recuerda todavía el gusto en sumergir las manos en los sacos de trigo cuando acompañaba su madre y su abuela a comprar la harina al molino, el perfume embriagador de la mezcla de los huevos frescos, las harinas, del relleno de requesón y espinacas de los ravioli, el gozo en amasar grandes masas esponjosas, la diversión en cortar las tiras de masa, cuidadosamente, con la pequeña rueda dentada, el placer de plasmar formas, de dar vida a esculturas en miniatura que surgían entre sus dedos.

Antes en Uruguay y luego en Italia, donde vivió durante 15 años, se dedicó al mundo de la gastronomía, regentando restaurantes, preparando, como manda la tradición, asados increíbles y llevando un negocio de pasta fresca a Lucca, fruto de años de cursos y experiencia con los mejores maestros artesanos de la zona.

Ahora, este brillante emprendedor polifacético, os abre las puertas de su laboratorio y negocio de pasta fresca a Mallorca, para compartir con vosotros su sueño de niño, ahora devenido realidad.

Carlos os prepara sus pastas con productos locales de alta calidad, sin conservantes, ni adictivos, todo proveniente de fincas mallorquinas, además de productos italianos D.O.C. directamente desde la Toscana.

Nonna Eulalia os espera porque, como decía el grande Federico Fellini….

“La vida es una combinación de pasta y magia”